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16.12.22

2da Jam conversacional - Explorando el Silencio en el CLEHES

 

8 de diciembre; sí, de este 2022 que poco a poco va deshojándose en el calendario. En los medios de comunicación internacionales se habla del inicio de la COP15 en Canadá, del movimiento de protesta en Irán por la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini detenida por llevar mal colocado el velo islámico, de la guerra Rusia-Ucrania y el fantasma del uso de armas nucleares, de la primera ejecución talibán desde su regreso al poder en Afganistán en 2021, de las reacciones xenofóbicas en Europa por el triunfo de Marruecos contra España en el mundial de futbol de Catar, de la condena de seis años de prisión e inhabilitación política de por vida contra Cristina Fernández, de la inmunidad parlamentaria de Juan Carlos de Borbón, del golpe de Estado en Perú y el arresto de Pedro Castillo… mientras tanto, en la playlist de Spotify se escucha a Joaquín Sabina cantando aquello de “Mucho, mucho ruido / Tanto, tanto ruido / Tanto ruido y al final / Por fin el fin / Tanto ruido y al final…”.

 



El silencio, recoge Cristian Figueroa en el Libro tejeRedes, Trabajo en red y sistemas de articulación colaborativos (2016), es una de las seis características de la tecnología CLEHES, “similar a una lente que nos permite observarnos, mirar a otros o a las redes de personas que nos rodean” y, como apuntan Soledad Saavedra y Osvaldo García, “es una herramienta gratuita que se incluye en el aprendizaje de nuestro cuerpo (pues) va operando en la historia conversacionalmente, irrumpiendo en los espacios educacionales formales o lineales, para colocar el eje en lo humano”. Los otros cinco elementos son el Cuerpo, el Lenguaje, las Emociones, la Historia y el Eros, y junto con el Silencio forman el acrónimo C.L.E.H.E.S.

 

Una red se conforma por diversos CLEHES, cada uno correspondiente a una persona: la célula de la red. Cada CLEHES, nos dice Cristian, es único e irrepetible y sus “dimensiones de corporalidad, lenguaje, emociones, historia, eros y silencio configuran el movimiento e identidad de la red o comunidad”. El silencio, en el contexto del CLEHES, refiere a “nuestra relación con la espiritualidad para observarnos íntimamente en nuestros espacios de aprendizaje” y, con esa consigna, es que la Comunidad tejeRedes convocó a su segunda Jam Comunitaria “¿Cómo tejes con tejeRedes?: Exploremos el Silencio del CLEHES”.

 

* * *

 

Son casi las 7 de la noche en España; en México, faltan unos minutos para que sea mediodía. A la sesión en Zoom van arribando poco a poco Pato, Silvia y Sebastián (a quien se le caerá la conexión por un rato); mientras tanto, Silvia y Pato podrán afinar los últimos detalles de una sesión que si bien, como su nombre lo sugiere, tendrá mucho de improvisación, ha sido inteligentemente diseñada por ambos en el hilo de un espacio de silencio meditativo, guiado por Pato, y tres preguntas: 1) ¿Hacia dónde me ha llevado este silencio anterior?, 2) ¿Cómo ha sido usar el silencio en los cotidiano y lo profesional? y 3) ¿Cómo hemos usado el silencio como una forma de cuidar al otro?, puestas en juego por Silvia.

 

Las redes, nos dice Cristian, son sobre todo redes conversacionales, y para la conversa de esta segunda jam se sumaron Javier, Sandra y Marinel. Aquí, algunos retazos del tejido que armamos:

§  El silencio abre un espacio de percepción y, por lo mismo, de reflexión.

§  El silencio nos permite ser conscientes del momento presente y que el encuentro con otras personas parte de una convocatoria a colaborar.

§  El silencio es un pulso, un ritmo en el cuerpo que puede ser muy placentero.

§  Pocas veces uno anda por la vida atento del camino; siempre estamos pendientes del a dónde vamos a llegar, pero no somos conscientes del paisaje que nos regala la atención plena del silencio.

§  El silencio me llevó, sí, a poner atención en mi respiración; pero, también, a darme cuenta de una tensión en mi cuerpo que luego desapareció… para conectar con la gratitud de sentirnos, sentir el corazón, la conexión con el espacio en el que estamos, la atención en el aquí y el ahora.

§  En comunidades de pueblos originarios el silencio tiene un peso muy diferente al silencio que se da en los espacios urbanos; el silencio es un aclarador de la ruta: por dónde ir y por dónde no ir.

§  El silencio, como escritor, es como la página en blanco, que nos obliga a ponernos en el ahora.

§  El silencio nos da claridad, para permitir que las cosas pasen; pero, también está el silencio que se hace para omitir información: a veces no decimos algo, o lo decimos de otra manera, buscando cuidar… pero, es importante escuchar si nuestro silencio es percibido así en el espacio colaborativo, porque puede ser que no: que haya algo que no estemos viendo, que no estemos percibiendo… y no es cómodo aceptarlo; pero, para ello es bueno darnos un espacio de silencio para darnos cuenta.

§  En lo cotidiano, el silencio a veces tiene que ver con el temor a equivocarnos; porque los silencios están anclados a las emociones, como lo están a la escucha y al lenguaje.

§  El silencio también es un dejar aparecer al otro: está súper bien que en un espacio colaborativo no levantemos la mano aunque tengamos mucha experiencia respecto a un tema para permitir la emergencia de otra persona; allí, el silencio es fértil.

§  Así como promocionamos el siempre decir algo, el con callarnos frente a lo que pasa, a veces está bien promocionar el silencio para aminorar el caos.

§  El silencio va anclado a la escucha atenta, a la escucha empática, a la escucha amorosa, a la escucha respetuosa, atravesando desde lo intra-inter hasta lo social más ampliado: a veces alguien nos cuenta algo y estamos pensando “qué le voy a responder” y allí se pierde la conexión del momento de callar para que el otro pueda expresar lo que tenga que expresar en el tiempo que lo tenga que expresar: el otro, en el momento sólo quiere eso, nuestro silencio para expresar su sentir… o el silencio mutuo para conectarse desde la escucha y el silencio mutuos, y permitir entrar del cuerpo: escuchar con todo el cuerpo desde el silencio.

§  Cuando hacemos silencio para acompañar buscamos que la otra persona esté bien; pero, no por su bienestar, sino por nuestro bienestar: nos resulta muy incómodo el sentir; nos da miedo el sentir. Toca, entonces, aprender a estar.

§  Cuando somos escritores solemos tener nuestras musas, y, a veces, nuestras musas están en silencio… y, bueno, permitirnos el silencio nos permite descubrir también que eso está bien; pero, por lo menos a los hombres, que nos han inculcado el modelo del “guerrero”, nos es difícil guardar silencio porque creemos que siempre debemos opinar, no quedarnos callados.

§  También hay un cultivar el silencio permanentemente, el cuidarlo, con prácticas diversas… las que sean: una ducha fría, una meditación activa en silencio. 

* * *

 

Pasan de las 4 de la tarde en Chile; en Perú y en Colombia son alrededor de las 2. Finalmente, mediante la tecnología digital del Menti, tocó plantearnos: “… y, desde el vaciarnos, ¿ahora qué?”; pero, toca nuestro turno de hacer silencio y permitir que sean ustedes, querid+s lector+s, quienes con sus propios silencios acompañen esta cosecha amorosamente recolectada por Pato y Lau:




Redactó: Sebastián Liera.

EQUIPO DE ESTE ENCUENTRO: Pato, Silvi, Marinel, Sebas y Lau.

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