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19.12.17

Gestionando entre los egos y el eros (2ª parte) - Del rojo tribal al ámbar jerárquico y el naranja productivo

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La imagen corresponde a una gráfica desarrollada en el taller de The Kairos Project en BCN 2016


*Este es el segundo post de 4.

Como ya dijimos en un anterior artículo, el libro de Frederic Laloux, Reinventando las Organizaciones nos habla de la evolución de los estados o estadios sociales en los cuales hemos convivido y que siguen conviviendo en nuestro histórico humano común. Como si de un “bien común” se tratara, podemos interpretar del trabajo de Frederic Laloux que los seres humanos socialmente compartimos tres grandes estados que explican nuestra manera de protegernos y administrarnos ante los egos.

Tribal rojo

El primero es el Tribal Rojo, una época (miles de años atrás) donde, por miedos o poder, nos organizamos en tribus reconociendo a un líder o personas que nos protegían de otras tribus, que eran tan poderosas como la nuestra. Lo importante era estar sólo, pero también combatir y delimitar territorios para estar a salvo.

Este comportamiento es muy parecido al de las manadas de leones y leonas. El león, desde la jerarquía protege a la manada de leonas y sus cachorros, hasta que otros leones se ganan el puesto con la muerte o el destierro, para quedarse con las leonas y en muchos casos matar a sus descendencias. También existe la posibilidad de que las leonas se autoexilien con sus cachorros para protegerlos.

Tribal ámbar

El segundo estadio, es el salto evolutivo de miles de años posteriores al tribal: el Ámbar, relacionado con la evolución social y organizacional en torno a la agricultura y el posicionamiento de las religiones como formas jerárquicas de ilustrar y distribuir. Por ejemplo, el poder en torno a la fe y espiritualidad de las personas.

Si relacionamos esta historia con las religiones occidentales, la más cercana es la cristiana y en particular la iglesia católica. Poco se entiende que en los libros de la biblia y el nuevo testamento aparezca un mensaje de igualdad y colaboración, con ciertos pasajes de jerarquización, que se traducen en la propia organización del sistema eclesiástico: desde el Papa hasta los curas de pueblo. Donde como se dice “hay de todo en la viña del señor”, personas que trabajan de igual a igual en torno a la pobreza material y espiritual, y otros que duermen en cunas de oro.

Estado naranja

Por ultimo, años después de la agricultura pasamos a la industrialización, es decir al estado Naranja, gobernado por la productividad, el consumismo, pero también por el acceso a bienes materiales que mejoran nuestra performance social en base a la explotación desmesurada del sistema en todas sus dimensiones.

Aquí, si eres liberal o comunista da casi lo mismo, al final la idea es explotar y conciliar un sistema social y económico donde siempre hay poderosos que reciben más y otros menos, según el propio esfuerzo y acceso a las bondades o maldades del sistema. Aquí personas como Taylor se dieron el gusto de medir todo, y junto con la evolución del conocimiento y la tecnología, evolucionamos hacia máquinas humanas de producir y consumir.

El paso del rojo, al ámbar y al naranja, es un paso natural que damos como personas en las organizaciones y en un mismo día. Según los problemas o las circunstancias nos posicionamos más en un color u otro. La invitación más hermosa que escuché en el taller fue a reconocer estos estados como parte de nuestras vidas y organizaciones, y aprender que podemos estar en ellos como también evolucionar desde ellos. El error es administrar las organizaciones, dando palos de ciego según lo que el ego nos guíe a actuar.

Tendríamos que tener sensores para mostrarnos cuando estamos en un color u otro, lo cual no es malo. Como dijimos, si tenemos egos, no es malo pequeñas dosis de rojo, ámbar o naranja, mientras transitamos a promover el eros organizacional para reconocer los siguientes estados: verde y teal. 

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