Conoce qué es lo que necesitas para lograr promover el cambio en tu organización.
Si miramos nuestros grupos de amigos, posiblemente encontraremos que son muy diferentes entre sí. Una organización, al igual que nuestra vida cotidiana, se nutre de la diversidad, es decir, cuenta con personas con distintos perfiles y habilidades.
Sin embargo, hay un rol muy importante y que, para establecer nexos colaborativos, juega un papel fundamental. Hablamos del Articulador, quien tiene la misión de facilitar espacios para que los demás puedan ejercer su papel dentro de las estructuras organizacionales.
El Articulador es una especie de director de orquesta que ayuda a tejer y “enredar” a las personas, nutriendo las conversaciones que se gestan al interior de las organizaciones. Es el responsable de cuidar la comunidad para que se mantenga la fraternidad, la libertad e igualdad, con el fin de asegurar la cohesión, sostenibilidad y la confianza en el sistema.
El ying y el yang del Articulador
Dentro de un sistema de gestión colaborativo, hay dos características que un Articulador debe desarrollar:
– La parte Artística, con objeto de poner al servicio del bien común sus propias capacidades y así incentivar el tejido social (relacionando y conectando personas para fomentar una cultura colaborativa). Esto, con la finalidad de despertar y fortalecer conexiones a través de una mirada interpersonal que facilite saber en qué momento se encuentra la organización y qué necesita.
– La parte Arquitectónica, para diseñar el devenir de las comunidades con relación a conceptos y metodologías en red. Para esto, debe estar atento al movimiento de los CLEHES, pero teniendo lecturas finas de lo que sucede a través de lecturas que tengan una bajada conceptual y metodológica.
Aunque pareciera que estas características están enfrentadas, el equilibrio debe ser la meta para quien ejerza este rol. Dentro de un sistema colaborativo, el Articulador debe levantar alertas y apoyar la toma de decisiones, especialmente cuando una organización tiende al caos. Por el contrario, debe “despeinar” las estructuras rígidas para conseguir la flexibilidad necesaria y, con ello, desarrollar procesos más horizontales y abiertos.
El Articulador es, en definitiva, quien “adelanta la jugada”, para que su equipo pueda crecer y desenvolverse con reglas del juego menos rígidas, más sensibles y enfocadas en las necesidades de la comunidad.
¿Qué necesita un Articulador para funcionar?
Si bien su rol pareciera tener todo lo necesario para echar a andar un proceso de gestión colaborativo, el Articulador no puede actuar solo. Necesita de ciertas condiciones que permitan, en primer lugar, que surjan liderazgos como el suyo y luego, que quienes forman parte de la comunidad estén en sintonía para adoptar y sumarse a este nuevo tejido social.
Las cuatro claves para que un articulador tenga éxito son:
1. Que haya indicios de cultura colaborativa.
2. Que exista un apoyo de los líderes naturales, orgánicos o impuestos de la organización.
3. Que las comunidades y personas estén dispuestas a desarrollar el proceso de cambio (con problemas o dolores identificados).
4. Que exista una metodología para diseñar e implementar un sistema colaborativo.
En tejeRedes te ayudamos, justamente, con estos procesos y a dar los primeros pasos hacia un cambio organizacional.
Podrás encontrar más detalles sobre el rol del Articulador y la importancia de su trabajo en nuestro nuevo libro. Puedes descargarlo en:
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