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5.10.17

Te presentamos el decálogo #tejeRedes sobre la colaboración

decalogo colaboracion tejeredes

¿Cuándo somos o no colaborativos? Para responder a aquella interrogante, hemos preparado un decálogo con 10 planteamientos.


Esta publicación nace de una charla tejeRedes que realizamos sobre el tema de la colaboración. En la conversación estuvieron invitados Esther Paniagua (periodista independiente), Omar Cid y Pablo Reyes (ambos de Plataforma Aurea). Los tres escriben y trabajan en torno a la promoción de modelos económicos y de gestión colaborativos.

El tema nació por Pablo en su facebook, al lanzar el siguiente comentario y reflexión:



Les dejamos un decálogo (diez planteamientos) que nos pueden permitir explorar sobre qué es la colaboración.

Primero: La colaboración es pura biológía


La colaboración nace desde nuestro ser, es una acto y una acción que se desarrolla desde nuestra biología. 
De esta forma, la colaboración se genera desde la base del amor, es decir, es una relación de aceptación entre personas sin pedir nada a cambio.

Por el contrario, la colaboración sufre cuando funcionamos desde los egos (proceso de negación entre personas). La colaboración se erosiona cuando colocamos delante de otras personas, por ejemplo, nuestra superioridad social, jerárquica, económica, intelectual, etc. 
Por eso, es normal que sientas (como una piedra en un zapato) ciertas molestias en el cuerpo, cuando tus egos te enceguecen en tu relación con otras personas. 

Segundo: Por naturaleza primero somos colaborativos 

Al explorar las primeras prácticas desarrolladas por los seres humanos (recolección, la capacidad de comunicarnos y hasta de reproducirnos) nos permiten plantear que por naturaleza somos colaborativo antes que individualistas.

A veces se nos olvida lo anterior, ya que la propia evolución, desde el florecimiento de las comunidades en torno a la agricultura, el desarrollo de las creencias religiosas, hasta decantar en la revolución industrial, fueron eventos que forzaron a las personas a volvierse materialistas. 

Tercero. La colaboración necesita de meditación.

La sintonía colaborativa se logra cultivando nuestra biología y naturaleza en una escucha profunda desde nuestro aprendizaje. Una de las tecnologías con la que contamos para cultivar la colaboración, y bajar los egos o el individualismo, es el silencio que se puede activar desde la meditación y el uso de la respiración.

Por eso, en las organización es deseable activar prácticas de meditación, ya que permiten cultivar el silencio no necesariamente desde la búsqueda de la falta de ruido, sino en generar la escases de egos. 

Cuarto: La colaboración es un proceso para ir juntos

Desarrollar procesos colaborativos, como por ejemplo, definir un propósito común entre personas, no implica que tengamos que tener largas conversaciones asamblearias. Por el contrario, podemos usar metodologías colaborativas que permita que todos puedan conversar para llegar a acuerdos comunes. 

Es normal que ante ciertos desafíos colaborativos, algunas personas quieran o puedan ir mas rápido, pero también tendremos personas que van más lentas. La colaboración necesita de un equilibrio justo, es decir, que los que van más lento apuren un poco el paso y los que van mas rápido aligeren el caminar. Para que todos puedan llegar juntos. 

Por eso, es deseable que todo proceso colaborativo tenga tecnologías sociales que permitan graficar las conversaciones para tomar decisiones por consentimiento.  

Quinto: La colaboración en la acción es diferente a ayudar, cooperar o competir  

Existe una diferencia muy profunda en colaborar y competir, pero también diferencias sutiles entre colaborar y ayudar o cooperar. La mayor parte de ellas, se refieren a una actuación individual para ganar a alguien (competir) y en otros casos para darle una mano de apoyo a otras personas (ayudar y cooperar).  

En cambio colaborar, en el marco del hacer, implica que nos ponemos de igual a igual entre personas en relación a un propósito para construir historias y acciones conjuntas con otras personas. Esas historias se basan en acciones concretas para desarrollar conexiones entre personas, compartir conocimiento o experiencias y desarrollar iniciativas que en algunos casos pueden ser con o sin fines de lucro. 

Por eso, para que la colaboración florezca en las acciones de las organizaciones es importante que las personas compartan fuertemente un propósito y valores comunes.

Sexto: La colaboración requiere armonía


La colaboración no precisamente dar para recibir. No puede ser una balanza o una transacción: doy tanto y quiero tanto. El enfoque anterior es parte de los principios del ego. 

La colaboración es un balance, donde todos aportan su parte para generar armonía en el sistema. Por eso, lo recomendable es que si una parte de la orquesta esta tocando su propia música, mejor deja de tocar y busca otra orquesta en la cual puedas fluir con armonía. 

Séptimo: La colaboración genera abundancia


Si todas las personas en un proceso colaborativo nos dedicamos a realizar de mejor manera nuestra parte, directamente vamos a generar abundancia en el sistema. 

Desde los egos nos dedicamos a repartir la tarta del sistema, donde cada persona se pelea por un pedazo del pastel. En cambio, en un sistema colaborativo la idea es hacer crecer el pastel. 

Por eso, rompiendo los esquemas tradicionales de trabajar por dinero, las personas y organizaciones que funcionan desde la colaboración, viven de la propia abundancia del sistema. 

Octavo: La colaboración va acompañada de transparencia

Sin transparencia no existe la colaboración o por lo menos en sus practicas los procesos colaborativos quedan cojos. 

Siempre la transparencia debe definirse en su marco, es decir, hasta dónde y cuáles son los elementos de la transparencia que dan sostenibilidad a la colaboración. Por eso, la transparencia es una cualidad o valor muy delicado al momento de ponerlo en práctica. No todo el la vida es absolutamente transparente, como no todo es absolutamente colaborativo.

Noveno. La colaboración se celebra

Cuando las personas se sienten involucradas en la orquesta, y todos llegan a buen termino, la reacción natural, desde nuestra biología y naturaleza, es sonreírnos y aplaudir. Celebrar es el mejor indicador de que la colaboración fluye. 

Por eso, una organización o equipo de personas de índole colaborativo lo pasan bien, les gusta hacer lo que hacen y rara vez se enferman.  

Décimo: La colaboración no es para todos 

Hay personas que no les gusta o les cuesta mucho colaborar. El peor error es tratar de convencer a esas personas u obligarlas a desarrollar temas colaborativos. Por eso, es importante cuando empezamos a colaborar, desarrollar un ciclo que nos permita probar, conocer y experimentar cada uno de los planteamientos del decálogo. 

Aquí les dejamos otros decálogos relacionados a la colaboración y muy útiles y complementarios al de tejeRedes:

Decálogo de la colaboración: https://goo.gl/o637r5

Decálogo para un trabajo colaborativo: https://goo.gl/rLdB7d






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