Para trabajar en red, el autoanálisis es un paso determinante. Si quieres se parte de este movimiento, te invitamos a revisar qué esconden las letras que forman “CLEHES” como mapa personal.
Trabajar en red es más que intercambiar opiniones y distribuir tareas de manera equitativa. Es mucho más que tener un grupo de Whatsapp o compartir likes en Facebook. Todos los días nos encontramos con grupos que, pese a lo noble de sus intenciones, se pierden en el afán de organizarse en torno a una cultura colaborativa, que tenga el trabajo en red como máxima.
Es que la cultura colaborativa va más allá de espacios comunes de diversión o de trabajar con buena onda, siendo imprescindible preguntarnos, ¿estamos dispuestos a construir un ambiente colaborativo?
La respuesta no es simple. Requiere mirar hacia nuestro entorno y situación.
A partir de lo que exponen los académicos Osvaldo García y Soledad Saavedra, existe un concepto que desarrolla las claves para permitir -y permitirnos- trabajar en red.
Las letras del “Clehes”
Para entender qué es el trabajo en red colaborativo y cómo llevarlo a la práctica, García y Saavedra proponen analizar cómo nos observamos como seres humanos y cómo nos desenvolvemos en torno a otras redes.
Dentro de su metodología desarrollan el concepto “CLEHES”, íntimamente ligado a nuestro cuerpo y que resume los conceptos clave para alcanzar un relacionamiento que permita trabajar en red.
CLEHES es el resultado de Cuerpo + Lenguaje + Emociones + Historia + Eros + Silencio.
Para que puedas integrarlo en tu gestión diaria, en tejeRedes te compartimos el significado de cada concepto:
La “C” se refiere al Cuerpo: En este punto aparece, por ejemplo, la pregunta ¿a dónde hemos puesto amorosa o laboralmente nuestro cuerpo? Es el Cuerpo el que aprende y da cuenta de nuestra historia, de la construcción de identidades o microidentidades.
La “L” se refiere al Lenguaje, a cómo hablamos y escuchamos. El lenguaje y la escucha son relevantes en el diseño y la capacidad de crear y construir realidad, generar puentes, aceptar o negarnos a nosotros mismos o a otros. De abrir o cerrar espacios. Para esto, ¡la escucha es clave!
La letra “E” da cuenta de las Emociones como capacidad de acción. No es lo mismo estar en una situación de buen estado (feliz) o bajo estado de ánimo (triste). Por ello, es importante observar nuestro estado de ánimo desde la mañana al anochecer, ya que según las situaciones experimentadas, se modificará nuestro actuar.
La “H” hace referencia a la Historia. Si observamos la historia en nuestro cuerpo veremos cómo se ha modificado en el tiempo, y cómo eso también se refleja en nuestra identidad. Basta tener una mirada distinta de la historia y de las situaciones para movilizarnos de manera diferente en la acción.
La “E” se relaciona con el Eros o la capacidad de ternura y acogida que tengo conmigo mismo y las demás personas. Se relaciona con la capacidad de que nuestro cuerpo muestre apertura de interactuar, crear realidades o situaciones junto a otros. También está presente en la negación o cierre de estas oportunidades.
La última, la letra “S” da cuenta del Silencio o nuestra relación con la espiritualidad para observarnos íntimamente en nuestros espacios de aprendizaje. Desde el silencio podemos aceptarnos, pero también negarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean. Tenemos que cuidar el uso del silencio, ya que se puede usar como castigo al negar a las personas.
Cada uno de estos componentes funcionan entrelazado, permitiéndonos analizar nuestro comportamiento y modificarlo de acuerdo a lo necesario.
Ahora que conoces esta metodología te preguntamos, ¿qué tan preparado/a estás para crear junto a otras personas?
Te invitamos a descargar el libro y manuales tejeRedes e inscribirte en la escuela tejeRedes.
Equipo tejeRedes