La imagen corresponde a una gráfica desarrollada en el taller de The Kairos Project en BCN 2016
*Este es el cuarto post de 4.
Antes de iniciar esta entrega, si quieres profundizar sobre estos temas, te recomendamos inscribirte y realizar el Diploma en Innovación Social, Financiación Participativa (crowdfunding) y Economía Colaborativa de la Universidad Complutense en Madrid (inicia en febrero 2018).
En general, las organizaciones que no ponen a las personas en el eje del desarrollo del sistema, como comentábamos anteriormente, se moverán dando palos de ciego entre el color rojo y el naranja. En resumen, el ego actuará desde la ceguera cognitiva, no haciendo caso al constreñimiento corporal que llama a cambiar de hábitos y a no seguir en la enfermedad o en la torpeza de pensar que la solución está en “apretar y apretar” el sistema hasta que las personas aprendan a través del refrán inspirado en la pintura de Goya: “La letra con sangre entra” para los estudiantes.
En el otro escenario, existe el movimiento entre los estadios verde y teal, que podemos llamar proceso de erotización de organizaciones. Aquí lo importante no es alcanzar la meta de autoorganización, propósito evolutivo y plenitud a que nos invita Frederic Laloux en su libro, sino ir construyendo las bases de un “nuevo estilo de relación”, basado en la construcción del eros que habilita que las características anteriores se desarrollen fluidamente como base de un sistema de articulación colaborativo.
Como decíamos, es como un viaje en una barca que, según los devenires de la organización, podemos navegar más pegados a la orilla del ego o del eros, o por el medio. Lo importante es que el proceso de articulación incorpore los aprendizajes y vivencias de los diferentes estadios y colores, siempre apuntando al cuidado de las personas, pero también de muchos otros factores que son claves en los otros colores (protección, procesos, mercado, etc).
La complejidad del trabajo en red es mucho más alta que la de gestionar jerarquía, ya el que el sistema no lo mueve la escasez, sino la abundancia en torno al eros y la colaboración de las personas. El dinero en los sistemas colaborativos, no es un factor de sobrevivencia, es simplemente una oportunidad para ser feliz e innovar.
En el otro escenario, existe el movimiento entre los estadios verde y teal, que podemos llamar proceso de erotización de organizaciones. Aquí lo importante no es alcanzar la meta de autoorganización, propósito evolutivo y plenitud a que nos invita Frederic Laloux en su libro, sino ir construyendo las bases de un “nuevo estilo de relación”, basado en la construcción del eros que habilita que las características anteriores se desarrollen fluidamente como base de un sistema de articulación colaborativo.
Como decíamos, es como un viaje en una barca que, según los devenires de la organización, podemos navegar más pegados a la orilla del ego o del eros, o por el medio. Lo importante es que el proceso de articulación incorpore los aprendizajes y vivencias de los diferentes estadios y colores, siempre apuntando al cuidado de las personas, pero también de muchos otros factores que son claves en los otros colores (protección, procesos, mercado, etc).
La complejidad del trabajo en red es mucho más alta que la de gestionar jerarquía, ya el que el sistema no lo mueve la escasez, sino la abundancia en torno al eros y la colaboración de las personas. El dinero en los sistemas colaborativos, no es un factor de sobrevivencia, es simplemente una oportunidad para ser feliz e innovar.
Volviendo a mi comentario inicial: la crisis de un equipo de trabajo en una empresa, el cansancio y la falta de compromiso, muchas veces, nos dejan caer en la parte baja de la espiral, generando de modo formal y a veces informal, los estancamientos y opresiones desde jerarquías impuestas o reconocidas sólo por sus prácticas.
En la crisis nos aferramos a que hay que cumplir los números: producto, servicio y cliente, navegando entre los estadios rojos al naranja, olvidando quiénes están detrás de esas empresas y quiénes les dan vida. Si nos invitáramos a reconstruir las organizaciones desde metas relacionadas a las tres características del teal (autoorganización, eros y propósito evolutivo) otro gallo cantaría.
En la crisis nos aferramos a que hay que cumplir los números: producto, servicio y cliente, navegando entre los estadios rojos al naranja, olvidando quiénes están detrás de esas empresas y quiénes les dan vida. Si nos invitáramos a reconstruir las organizaciones desde metas relacionadas a las tres características del teal (autoorganización, eros y propósito evolutivo) otro gallo cantaría.
Hay mucho más que hablar sobre autogestión, plenitud en torno al eros y el propósito evolutivo, pero eso será parte de otra entrega.
Gracias nuevamente a todos los que participaron y lideraron el taller.
Gracias nuevamente a todos los que participaron y lideraron el taller.