La semana que recién pasó, terminamos un proceso de formación de Articuladores tejeRedes en Lavapiés, Madrid al interior del Centro de Creación e Investigación Cultural La Tortuga. Siempre en estos espacios y encuentros surge la pregunta ¿Qué es la colaboración? Esto nos lleva explorar varias definiciones. Pero desde la experiencia podríamos decir que:
“La colaboración se establece en la relación de personas y acciones que impulsan ciertos valores o paradigmas en torno a un propósito bien establecido por una comunidad”
Desmenucemos la frase anterior, de atrás para adelante.
Comunidad y Fraternidad
Comunidad: es un grupo de personas reconocidas entre sí, que se juntan en torno a un propósito, en donde la fraternidad es la fuente que los une para tomar acción. De la definición se descuelgan varios elementos ya nombrados en la frase inicial, pero aparece una nueva: Fraternidad.
La fraternidad se relaciona con el amor y la capacidad de seducción. Si nos vamos a las raíces biológicas del amor, de Humberto Maturana, la entiende como “la aceptación del otro u otra tal cual es el o ella, sin condiciones (o la aceptación de uno mismo)”.
Por lo tanto, el proceso de fraternidad es una danza sincronizada y armoniosa de observar nuestros cuerpos, escuchar desde las conversaciones, reflexionar en nuestras historia para establecer lazos empáticos con otros, manteniendo el interés de aceptar un conjunto de acciones que nos movilizan como comunidad.
Por ende, la comunidad se mueve desde la fraternidad. Si ésta desaparece, la comunidad se fracciona o divide.
La comunidad no vive sólo del amor. Como ya señalamos, tiene que tener el timón en dirección a un propósito que le dé rumbo a las acciones por las cuales se mueven los participantes de la misma. Pero esos movimientos no son en línea recta, sino más bien van variando como las estaciones del año o la misma naturaleza humana. Para que el propósito esté bien sustentado, es importante definir los valores que lo sostienen.
Los valores son el marco de referencia bajo el cual tomaremos acciones. Hay valores que definirán marcos de acción más individualistas y otros más colaborativos. También tenemos un mundo variopinto de valores que podemos considerar constructivos o destructivos.
Una de las claves es que el propósito y los valores tiene que conversar o estar en equilibrio. Por ejemplo, el propósito “Desarrollar tecnología para mejorar la salud de las personas” es muy diferente del valor o paradigma “las competencia me amenaza”. Alguien podría estar de acuerdo desde la lógica del sistema tradicional, pero no desde un sistema colaborativo. Lo anterior es lo que sucede en general en el sector farmacéutico.
Propósitos colaborativos requieren valores o paradigmas colaborativos y donde los valores se fundamentan en acciones concretas. Por ejemplo, el valor de transparencia o paradigma “me adhiero a co-crear” significa que yo muestro mis conocimientos y los comparto para que otros los utilicen. Entre más transparente soy, al compartir esos conocimientos, el grado de colaboración es mayor.
Personas y acciones
Todo sucede si nosotros, las personas y participantes de una comunidad, tomamos acción. El lenguaje genera acción y las emociones envuelven las palabras en conversaciones que nos van tejiendo en el telar que enmarca a la comunidad y su propósito.
La fraternidad permite que las conversaciones fluyan y circulen entre las personas. En la medida que aparece el miedo o el ego, la colaboración se va rompiendo.
Por naturaleza somos colaborativos, pero el sistema (educacional, económico, social) tiende a movernos al individualismo, ya que el ir solo es más cómodo y rápido. En cambio, ir acompañado requiere más lentitud y paciencia.
Las acciones colaborativas requieren un equilibrio o movimiento que solo un artista de la fraternidad puede observar entre las líneas de conversaciones (presenciales y virtuales) que se mueven entre las personas. Es fácil engañar al ojo o a la percepción de las personas: muchos dicen que colaboran, pero al momento de contrastar acciones, conversaciones con los valores, empiezan los matices de la palabra colaboración. Ya que un pequeño abismo de negación siempre tendrá como respuesta otra negación.
Así funciona el ojo humano, si algo ensucia o molesta mi ojo, este pierde capacidad de observación y conexión con el mundo. Lo primero que hacemos es reaccionar para protegernos y no esperar el uso de otros sentidos que nos conecten con el conjunto del sistema para no perder la capacidad de empatía con las personas y el equipo.Las acciones que llevan el acento de la fraternidad, es decir la aceptación, construyen colaboración.
Enseñando y aplicando algunas de las tecnologías sociales |
La confianza es emoción y juicio. Si la confianza no está, menos aún la colaboración. Acciones colaborativas generan confianza en torno a la colaboración. La colaboración es un sentir o una sensación. No se puede engañar a nuestra biología. La colaboración se siente y si alguien la rompe nuestro cuerpo se resiente.
Por lo tanto ¿Qué es la colaboración? Simplemente, lo que nuestra biología nos deja sentir.
Les dejamos las fotografías y vídeos del taller en Lavapiés. Gracias al Centro La Tortuga y a quienes participaron en este taller.
Equipo tejeRedes