Por Alberto Infante
Día a día escuchamos que la educación debe cambiar y que esta pasa por una difícil crisis. Con este escenario es donde aparecen grandes oportunidades de cambio a través de nuevas metodologías y nuevas construcciones lúdicas para generar procesos de enseñanza aprendizaje en la escuela actual.
La revista “Comunicación y Pedagogía” en su Especial de Aprendizaje Colaborativo, nos presenta el trabajo colaborativo como la construcción conjunta de un grupo, donde los participantes aportan con sus potencialidades individuales a un proyecto mayor. En este concepto no cabe la posibilidad de pensar en ser “un llanero solitario”, sino que, en contraparte, el trabajo colaborativo pasa por realizar actividades de networking: con una integración a redes académicas y sociales.
TejeRedes propone acciones para fomentar el networking e incorporación de metodologías de trabajo en red en educadores, trabajadores, facilitadores, emprendedores e innovadores sociales, que buscan herramientas para impulsar procesos colaborativos en la comunidad y sus territorios. De aquí se extrae una primera oportunidad que entregan los modelos colaborativos: la generación de comunidades de prácticas o comunidades profesionales de aprendizaje como plantea Paulo Freire (1994).
En el ámbito académico, el trabajo en redes es una constante, la docencia y la investigación favorecen diversos tipos de redes, atemporales, con objetivos diversos y con sujetos provenientes de diferentes disciplinas, todos ellos elementos necesarios para la resolución de problemas de manera colaborativa.
Una investigación realizada por Denigri, Opazo y Martínez (2007) acerca de 181 estudiantes de primero medio de liceos técnico-profesionales pertenecientes a la novena región de la Araucanía, concluye que el trabajo colaborativo, además de todos los beneficios a nivel de habilidades cognitivas y sociales, aumenta el auto-concepto de los alumnos y facilita la incorporación de los contenidos transversales en el trabajo del aula.
La potencia del aprendizaje colaborativo en el aula, la enseñanza por proyectos y el desarrollo de competencias en el alumnado, son nuevos modelos que se basan en la entrega de la responsabilidad a los alumnos de generar sus propios procesos de aprendizaje, sin dejar de lado que el crecimiento en grupo los va a llevar a un resultado cualitativamente más alto.
Johnson y Johnson (1999) plantean que el aprendizaje colaborativo es un sistema de interacciones cuidadosamente diseñado que organiza e induce la influencia recíproca entre los integrantes de un equipo, esto se desarrolla a través de un proceso gradual en el que las personas se conectan en torno a un objetivo común de forma que todos se sienten comprometidos con el aprendizaje de los demás, generando una interdependencia positiva que anula las concepciones negativas ligadas al concepto de competencia que los alumnos reciben día a día.
El aprendizaje a través de procesos colaborativo se adquiere a través del empleo de métodos de trabajo grupal caracterizados por la interacción y el aporte de todos en la construcción del conocimiento. Esta forma de trabajo apunta a compartir la autoridad y a aceptar la responsabilidad y el punto de vista del otros, propiciando un aprendizaje que se basa en la búsqueda que cada estudiante realiza para intentar mejorar su aprendizaje y resultados, pero también el de sus compañeros.
Más allá de las comunidades de aprendizaje y el aprendizaje colaborativo como metodología de trabajo en el aula, la fortaleza de las redes colaborativas se puede y debe utilizar en generar una red de establecimientos educacionales que apunten a una mejora constante de la educación en todos los niveles, por lo que compartir los estándares de gestión, administración y bien común de las instituciones educativas debe ser una de las prácticas de la educación del siglo XXI.
Bibliografía
Denegri, M; Opazo, C y Martinez, G (2007) Aprendizaje cooperativo y desarrollo del auto-concepto en estudiantes chilenos. En revista de pedagogía vol.28 no.81 Caracas.
Freire, P. (1994). Educación y participación comunitaria. La Universitat. Servei d'audiovisuals.
Johnson, D y Johnson R, (1999) Aprender juntos y solos, AIQUE, cap. 1 Aprendizaje cooperativo, competitivo e individualista